viernes, 15 de enero de 2010

Detalles

La ciudad muta en los detalles. Vas por avenida peatonal, la cuarta, digamos, y te ofrecen un paraguas:
-¡Paraguas!

Pero la voz ya es un detalle. Porque el acento es africano. Entonces uno se percata. Que algo cambia. Cuando pasa un taxi y el conductor tiene barba negra y un sombrero negro muy alado y patillas como rizos.

Y sí. Por ejemplo, hace muchos años, un detalle eran los que cuidaban carros. Hoy son cosa indispensable. Algunos son hasta amigos, y yo hoy no dejaría mi carro sin nadie que me le eche un ojo.

Quién sabe. Seguro, al terminar esta década, todos los taxistas lean la torá. Y el dueño de la paragüería sea de Nigeria, y me venda el pan un prusiano (y bien, yo le compro salchichas muniquesas a una pareja de rubios que ponen su puestito en la feria de Santa Ana los domingos).

No me molesta, explico: yo siempre creí que a San José le faltaban dinamismo y gente nueva. Es que no me daba/doy cuenta. Que los detalles son cosas chiquitas que hacen mundos nuevos. Y que yo me pongo viejo.

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